Rey de golosinas

En la vida de Renzo hay muy pocas oportunidades de estar en contacto con golosinas de carne y hueso, o en vivo y en directo. Su mamá es nutricionista, que es como si dijéramos que es doble madre. O “madre al cuadrado”, como le dice el papá.

Para empeorar las cosas, como las maestras conocen la profesión de la mamá de Renzo, no pasa año sin que la inviten a dar charlas sobre alimentación sana en todos los grados.  En estas ocasiones, usa un títere que ella misma se fabricó con una media rayada, y al que le puso de nombre Comesanito.

Claro que Comesanito les encanta a los nenes de jardín de la escuela, y hasta a los de primero y segundo todavía. Pero los compañeros de grado de Renzo se matan de risa y no es necesario que les diga que los de cuarto, quinto y sexto ya no se acuerdan de que se llama Renzo. Para todos ellos, es fácil de imaginar, y aunque el auténtico Comesanito a rayas les recite una vez al año sus recomendaciones saludables, el resto de los días de clase, Comesanito es él.

 Así las cosas, un día llega a la escuela Lola, y cuando abre su lunchera, Renzo empieza a mirarla con otros ojos, al descubrir  que ya no será el único con vianda saludable para el recreo.

Golosinas soñadas y de ensueño, reales y virtuales, suspenso, peligro, amor, amistad, zanahorias  y chupetines:  hay de todo, como en quiosco, en la nueva edición de esta querida novela

Rey de golosinas. Edelvives (Buenos Aires, 2022). Ilustraciones: Javier Joaquín.